Bernard
Shaw señaló una vez: "Si se enseña algo a un hombre, jamás lo
aprenderá". Shaw tenía razón. Aprender es un proceso activo. Aprendemos
haciendo.
Sólo
el conocimiento que se practica persiste en nuestro espíritu.
"SI
QUIERES RECOGER MIEL, NO DES PUNTAPIES A LA COLMENA "
La
crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva, y por lo común
hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa porque lastima el
orgullo, tan precioso de la persona, hiere su sentido de la importancia y
despierta su resentimiento.
Por
medio de la crítica nunca provocamos cambios duraderos, y con frecuencia
creamos resentimiento.
Tanto
como anhelamos la aprobación, tememos la condena".
Comprendamos
que la persona a quien queremos corregir y censurar tratará de justificarse
probablemente, de censurarnos a su vez.
Sin
malicia para nadie, con caridad para todos.
No
juzgues si no quieres ser juzgado.
No te
quejes de la nieve en el techo del vecino -sentenció Confucio- cuando también
cubre el umbral de tu casa.
Cuando
tratamos con la gente debemos recordar que no tratamos con criaturas lógicas.
Tratamos
con criaturas emotivas, criaturas erizadas de prejuicios e impulsadas por el
orgullo y la vanidad..
No
hablaré mal de hombre alguno -dijo- y de todos diré todo lo bueno que sepa.
Cualquier
tonto puede criticar, censurar y quejarse, y casi todos los tontos lo hacen.
Pero se necesita carácter y dominio de sí mismo para ser comprensivo y capaz de
perdonar.
Un
gran hombre -aseguró
Carlyle- demuestra su grandeza por la forma en que trata a los pequeños.
En
lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla. Tratemos de imaginarnos
por qué hacen lo que hacen. Eso es mucho más provechoso y más interesante que la crítica; y de
ello surge la simpatía, la tolerancia y la bondad.
"Saberlo
todo es perdonarlo todo."
"El
dulce uso de la adversidad, feo y venenoso como un sapo que aún lleva una
preciosa joya en su cabeza...”
Hay
que apreciar a las personas...el poder del aprecio.
Olvidamos
mas rápido de lo que aprendemos...
Alimentamos
los cuerpos de nuestros hijos y amigos y empleados; pero muy raras veces
alimentamos su propia estima. Les damos carne y papas para que tengan energía;
pero descuidamos darles amables palabras de aprecio que cantarían durante años
en su recuerdo.
Herir
a la gente no sólo no la cambia, sino que es una tarea que nadie nos
agradecerá.
Calurosos
en la aprobación y generosos en el elogio.
Yo
iba a pescar al estado de Maine todos los veranos. Personalmente, me gustan sobremanera
las fresas con crema; pero por alguna razón misteriosa los peces prefieren las lombrices.
Por eso, como cuando voy de pesca no pienso en lo que me gusta a mí, sino en lo
que prefieren los peces, no cebo el anzuelo con fresas y crema. En cambio,
balanceo una lombriz o saltamontes frente al pez y le digo: "¿Te gustaría
comer esto?"
¿Por
qué no proceder con igual sentido común cuando se pesca a la gente?
Para
conseguir algo de una persona hay que primero despertar en el un franco deseo.
Si
hay un secreto del éxito -dijo Henry Ford- reside en la- capacidad para
apreciar el punto de vista del prójimo y ver las cosas desde ese punto de vista
así como del propio."
Y
un cliente desea creer que él es quien compra, no que hay quien le vende.
El
hombre que se puede poner en el lugar de los demás, que puede comprender el
funcionamiento de la mente ajena, no tiene por qué preocuparse por el futuro.
Ser
caluroso en la aprobación y generoso en el elogio.
REGLA
1
No
critique, no condene, ni se queje.
REGLA
2
Demuestre
aprecio honrado y sincero.
REGLA
3
Despierte
en los demás un deseo vehemente.
El
individuo que no se interesa por sus semejantes es quien tiene las mayores
dificultades en la vida y causa las mayores heridas a los demás. De esos
individuos surgen todos los fracasos humanos.
Digamos:
"Hola" con un tono que revele cuán complacidos estamos por escuchar a
quien llama. Muchas compañías dan instrucciones a sus operadores telefónicos de
saludar a todos los llamados en un tono de voz que irradie interés y
entusiasmo. El que llama siente así que la compañía se interesa en él.
Recordémoslo cuando respondamos mañana al teléfono.
Nos
interesan los demás cuando se interesan por nosotros.
RESPONDER
SIEMPRE CON UNA SONRISA.
Nada
es bueno o malo -dijo
Shakespeare-, sino que el pensamiento es lo que hace que las cosas sean
buenas o malas.
Porque
nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar.
Para
ser buen conversador hay que ser un oyente atento, para ser interesante hay que
interesarse.
Sea
un buen oyente. Anime a los demás a que hablen de sí mismos.
Hablar
de lo que les interesa a los demás
Trate
siempre de que la otra persona se sienta importante.
El
principio más profundo en el carácter humano es el anhelo de ser apreciado o de
ser importante.
Hay
una divinidad que forja nuestros fines, por mucho que queramos alterarlos.
Un
hombre convencido contra su voluntad sigue siendo de la misma opinión.
El
odio nunca es vencido por el odio sino por el amor.
"Bien,
escuche. Yo pienso de otro modo, pero quizá me equivoque. Me equivoco con tanta
frecuencia... Y si me equivoco, quiero corregir mi error. Examinemos los hechos”.