miércoles, 2 de junio de 2010

.Renacimiento necesario



No era un manantial donde mi cuerpo intentaba flotar desnudo, visionado por la oscuridad de la propia mente; ella juega, e irremediablemente lo hace con quien de verdad la posee.
Hay rayos en el firmamento gris, son científicos y eléctricos, el show de las nubes propaga, sobre mis parpados, la energía de la vida, son proyecciones que no puedo descifrar; estoy muerto, pero aún así mis huesos se duelen y sigo flotando, no era un manantial donde lo hacía.

Son noches inexplicables como estas, donde me siento solo, amargas noches de vientos callados y árboles susurrando la desgracia de mis derrotas… de mi infelicidad y terrible ausencia.
Son noches de cristal, quebrantables; me intereso por el camino que ha elegido mi alma, es un camino de vidrios punzantes me digo… a la vez que empiezo el viaje dentro de mi universo.
¿Que es este sentimiento?, a que se debe la tristeza de un hombre sin problemas, me pregunto cosas; los sentimientos son la causa de que mi espada no tenga el mismo filo de ayer donde fabricaba cortes al aire y heridas al fuego.

Puede ser que haya dioses que no soportan vernos felices y en armonía con los elementos de su propia creación, es nuestra técnica sobre el destino y el manejo de nuestras vidas lo que no soportan; no podrán permitir que un humano pueda verse sonreír frente a la desmesurada adversidad de la tierra. Ellos convierten nuestros sueños en pesadillas y en ruidos nuestros sonidos universales, ellos ríen viéndonos llorar, ellos viven viéndonos morir.

No era un manantial de agua clara y dulce donde flotaba mi cuerpo, era el espeso vomito con semen, que erupcionó de una loca ninfómana; toda la noche había lamido y mamado vergas hasta conseguir el viscoso y blanco fluido, que más tarde, provocaría en ella las náuseas suficientes para expulsar, sobre el asfalto, la prueba del mal camino que había elegido.
Los dioses habían probado con prostitutas, con experimentadas mujeres, con inmensas voluptuosidades y pechos perfumados, alejarme de la misión que el cosmos planeo para mi, habían probado con piernas suaves y esbeltas, con rostros angelicales de bocas rosadas, con vaginas húmedas de sabores dulces, desviarme de mi cometido en la tierra, y en represalia a mi “no” rotundo hoy (¿o era ayer?) me hallaba flotando en el vomito salado y agrio, escupiendo como podía toda esa sustancia mientras lloraba, mirando como por culpa de ellos, estaba cayendo tan bajo.

Fui por momentos un halcón al que arrancaron sus alas, un tiburón al que, con un filoso cuchillo, le quitaron sus aletas y desesperado sucumbía en lo profundo del mar, olvidando su fe y su creencia divina. ¿Qué ganas de vivir tendrá un ser sin cabeza, sin piernas y sin brazos?...las mismas ganas de vivir que tengo yo esta noche.

Por eso nadé como pude entre el agrio, nadé como pude, nadé como pude…
Y al vislumbrar la orilla agarré el último aire que quedaba de la atmosfera y lo llevé a mis pulmones, nadé como pude. Sentí por fin el respaldo de la tierra y me vi nacer del fluido tétrico, un hombre había sucumbido para dar paso a un animal que se revelaría a los dioses…Escupí en los ídolos, me burle de quien llora al mirar a la virgen, reí al ver la estupidez del ser humano y como, complaciente y enfermizo, se entrega al dolor que él mismo se ha encargado de crear. Oriné sobre el amor y las actitudes erróneas que por milenios creyeron ser bellas. Acuchillé sin piedad a la compasión que los dioses decían tener y solo salvaguardé la ciencia de la experiencia, la sabiduría, que es la unidad y el optimismo del hombre el cual figura como animal libre.
Y convoqué a otros tantos animales de la tierra, en un llamado que perduraría durante la eternidad, (la onda de dicho llamado hace escandalizar las antenas de miles de planetas cuya tecnología es minima, a lo largo y ancho de la galaxia) llamé un limitado grupo de seres que han visto lo que yo visto, que han sentido lo que yo he sentido y esperaban la última señal.
En medio de mi ruina sentí la energía de los átomos primigenios recorriendo mi cuerpo y entonces vi llegar desde el horizonte a los libres, los vi llegar en sus respectivas esferas de luz, no eran filósofos ni iluminados, eran tiburones blancos y perfectos. Los vi llegar.

Y al unirse los hombres…si tu hubieras visto lo que yo pude ver...creamos la unidad, la inteligencia, la paciencia y la sabiduría, creamos la hermandad y el deseo de poseer el universo y la eternidad que nos pertenece desde el principio de los tiempos en una sola palabra que ahora no podré descifrar porque al pronunciarla dudo mucho que su imaginación la pueda asimilar igual que nadie puede todavía vislumbrar la quinta o sexta dimensión.

Y al unirse los hombres…

Porque dios es un ser llamado limitación....quizás actúa bien al ponernos travas en nuestra evolución pero algunos creen que debería ser más fácil ver la luz del conocimiento; yo a veces lo creo así, que debería ser más fácil la puerta de acceso hacia el conocimiento infinito y por eso también lucho…en el año 2010 nadie quería luchar, existían pocos.




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Amposta, Tarragona, Spain
Nacido en Ecuador y viviendo en España desde tiempos que la memoria no alzanza...